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Consecuencias después del alta
Posted octubre 11, 2009
on:- In: acción-reacción | depresión | fobia
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Una de las pelis que me ha gustado bastante es “El efecto mariposa” [The Butterfly Effect]. Es una peli antigua, del 2004, que aborda un tema básico: la relación acción-reacción. Todo lo que hacemos (y también lo que dejamos de hacer) repercute en lo que vivimos a continuación.
Muchas veces en la vida me pregunté qué hubiera sido de mi sin fobia social. ¿Estaría ya casado y con hijos? ¿Habría estudiado otra carrera? ¿Hubiera tenido las agallas para aventurarme en un continente distinto? Quizás hubiera sido un músico famoso, cantante rock, un político conocido o un artista itinerante. Las posibilidades son infinitas, aunque delimitadas por los sueños que he visto frustrados con el correr de los años.
Sin embargo, realizar ese ejercicio no resulta útil. Hay otro ejercicio que sí habría sido útil hace algún tiempo atrás, pero jamás se me ocurrió… hasta hace muy poco.
El efecto mariposa y la fobia social
Probablemente sea mejor preguntarse: ¿Qué puedo esperar que ocurra mientras supero mi FS? Contestaré a esta pregunta desde mi experiencia y, advierto, es posible que las respuestas no sean alentadoras.
- Ilusiones y desilusiones: Ambas irán de la mano. Primero aparece la ilusión de que algo que deséabamos con ansias ocurrirá. En mi caso, siempre es en el ámbito de las relaciones de pareja. Y me ha ocurrido esta cadena de ilusión-desilusión desde que empecé a salir de mi cascarón, desde que decidí que estaba preparado para emprender el sueño más grande en mi vida: ser pareja y ser padre.
- Temores: Habrá temor al enfrentar cosas nuevas. Si bien las deseamos, también nos provocan temor y ansiedad. Por ahí aprendí que el temor no es en sí malo: más bien nos ayuda a estar alertas y responder adecuadamente a las amenazas del entorno. El temor que paraliza es el que debemos desechar, ese es nuestro enemigo. En cada relación de pareja que intenté, siempre estuvo presente el temor al rechazo, a que me dijeran “sabes, en realidad no quiero estar contigo”, y lo peor es que resulté ser el profeta de mis propios miedos.
- Fracaso y depresión: Tener miedo no es malo, como decía. Lo malo es que se haga realidad aquello a lo que temes. He sido rechazado de las maneras más inesperadas. Hace algunos años estuve de pareja con una compañera de trabajo y debo reconocer que me ilusioné bastante. No era solamente yo: ella también parecía y decía estarlo. En un lapso menor a un mes me había dejado de querer para involucrarse con mi jefe. Ha pasado tiempo de eso, pero él sigue siendo mi jefe, y ella ya es su señora y la madre de su primer hijo. Pasó esto y me costó mucho tiempo recuperarme del choque emocional. Luego volví con una pareja que había tenido antes y, tras menos de un año, ella me confiesa que me ha sido infiel. Otro período más de depresión. Pasaron casi dos años y medio en que estuve solo, hasta que conocí a quien creía la mujer de mis sueños. Me volví a ilusionar, a creer que mi idea de familia iba a ser posible. Nos estábamos conociendo, hasta que llegó el temido día en que decidió dejarme. Esta fue mi última experiencia, a principios de este año, razón por la cual retrocedí a ese estado que detesto, en que cuestionas todo, en que todos parecen felices menos uno mismo.
Me hubiera gustado tener las herramientas para enfrentar estas situaciones, pero no las tuve. Por eso es que creo que el ejercicio sería útil antes de aventurarse a la vida, a jugar sabiendo que puedes perder. Yo jugué creyendo que ganaría, pero me fue pésimo.
La FS puede ser terrible a veces, pero también acosa como un fantasma después, cuando ya lo estás superando, cuando ya no existen las crisis de pánico, cuando te atreves a abrirte al mundo y deseas llevar una vida como todos los demás, hasta que pierdes una y otra vez, hasta llevar tantas heridas de guerra que ya no te crees capaz de enfrentar otra batalla.